INTENTOS DESTRUCTIVOS AL INDIANISMO: EL PLAN Q’ARA


Henry Quispe*
Introducción
Una ideología es peligrosa para el opresor, cuando esta sea más objetiva y busque la liberación verdadera del colonizado, porque serán contrarios a los intereses del opresor. En tanto sea así, los q’aras siempre querrán destruirlo, utilizando diversas estrategias de mareamiento a fin de que el indio no logre liberarse completamente. De ahí pues, no es casual ver que entre indios se pisan el poncho, como se ha visto en el pasado y actualmente.
Ciertamente existen diversos intelectuales q’aras, así como también indios sumisos e imprudentes, sin embargo, por las tácticas ideológicas y políticas, solamente vamos a abocarnos a examinar las idealizaciones y las intensiones de los tres gorrones del indianismo, como es, Álvaro García Linera (Saco Largo), Hugo Celso Felipe Mansilla Ferret y Fernando Untoja Choque, donde los mismos, demuestran actitudes malévolas en favor del opresor y en contra del indianismo.
Álvaro García Linera (El Saco Largo)
Álvaro García Linera, no solo es ágil para fingir ser licenciado de matemáticas e instrumentalizar la cultura aymara-quechua, sino también ha sabido contaminar a la sagrada ideología indianista. García, en su condición de opresor hace un esfuerzo aberrante para autodefinirse como indianista, ideólogo y disfrazar al Movimiento Al Socialismo e Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), como parte del indianismo.
Cuando el indianismo recorre por el camino recto, seguro y coherente, ciertamente es peligroso para el opresor, por ello Álvaro García Linera dedica su tiempo para destruirlo. Se autodefine como ideólogo, indianista y como que trabajara en favor del indio. Imagina como que para ser indianista, sería suficiente disfrazarse de policía y/o andar detrás del Felipe Quispe Huanca en tiempos del Ejército Guerrillero Tupak Katari (EGTK).
Al referir que: “…nosotros, como, grupo, comenzamos una línea de trabajo para preparar a la gente que tendrá que sublevarse“ (Stefanoni, Ramirez y Svampa, 2009: 20), se jacta como si él preparara al pueblo colonizado para sublevarlos en contra del opresor, que ciertamente es una incoherencia psicopática. No cabe duda, Álvaro es q’ara, el q’ara es opresor y el indio es oprimido, por eso debemos entender que el opresor no puede luchar en contra de sí mismo, o en favor del oprimido, pues esto sería absurdo.
El levantamiento armado del EGTK y las sublevaciones del siglo XXI (2000 y 2003), fueron productos de las situaciones que se encontraban los autóctonos bajo el sistema de dominación colonial y por el trabajo ideológico político de los propios indios. La división del MITKA[1], dio lugar a la organización del EGTK, en donde, quienes conformaron esta organización armada fueron los propios indianistas. Los principales protagonistas de las revueltas de febrero 2000 y octubre 2003, eran aquellos hombres y mujeres que vivieron la opresión colonial. Entonces, cuando el Saco Largo se jacta como el actor de los trabajos ideológicos políticos para sublevarlos al pueblo, realmente llega a un simple antojo delírico vergonzoso. Una cosa es trabajar en favor del indio y otra es trabajar en contra del indio.
En una entrevista en el canal de televisión TV Gigavisión de fecha 10 de enero de 2016, cuando el entrevistador preguntaba con esta interrogante: ¿Quién es don Álvaro García Linera? El Saco Largo respondía con estas palabras: “Álvaro García Linera es un socialista, comunista, indianista convicto”. Esta autodefinición puede entenderse como una simple alucinación de querer mostrarse como un gran intelectual admirado por el pueblo.
Para salir de dudas, el Saco Largo no es indianista, porque si fuera indianista o “propugnara el indianismo, arrojaría su crudo marxismo al inodoro, pues son dos ideologías totalmente contrarias” (Copana, 2016: 3). Para tener en claro su identidad ideológica de Álvaro, su propio comandante aymara de aquellos tiempos Felipe Quispe Huanca nos aclara lo siguiente: “Nunca jamás de los jamases ha sido ideólogo [del Indianismo y del Tupakatarismo], él es flor y nata europeo, no es un indio nacido debajo de la pollera… es un verdadero ignorante en la cultura política nativa… En la época del EGTK, hemos tenido como un simple papagayo exótico y propagandístico en los Ayllus y comunidades” (Uriarte, 2010: 12).
Al caminar por los ayllus y comunidades con Felipe Quispe Huanca, García, no puede decir que es indianista, pues ello deviene de un entendimiento de la realidad colonial vigente y de la acción coherente de liberación de los pueblos colonizados. Es decir, ser indianista implica luchar para sí, o en favor del indio y en contra del colonialismo, para conseguir la liberación total.
Además, a partir de sus antojos y de su autodefinición, se atribuye a balbucear sobre el indianismo, así como expresa: “… es la que podríamos llamar indianismo de resistencia, que surgió después de la derrota de la sublevación y del gobierno indígena dirigido por Pablo Zárate Willka y Juan Lero, en 1899” (García, 2009: 478). Lo que este señorito hace es dar una lectura simple y falsa, con el cual nos confirman que es un ignorante en el indianismo. No cabe duda, se refuta así, no por lo que somos racistas[2], sino por su intención de distorsionar el indianismo, así como hemos podido evidenciar.
Para comprender correctamente, la resistencia de naciones colonizadas no surge recientemente por el año 1899, así como intenta distorsionar el Saco Largo; la resistencia india surgió desde la muerte de las y los primeros/as indios e indias, por tanto, el indianismo como ideología contestataria, también tuvo origen juntamente con las primeras guerras anticoloniales indias.
Sabemos muy bien que, cuando alguien carece de la comprensión total del indianismo, no puede intentar dar línea al indianismo ni por broma, porque es una ideología que merece bastante respeto. No obstante, con esto no se pretende negar a los grupos blanco-mestizos que tienen la voluntad de enarbolar el indianismo, más al contrario, se convoca a sumarse a la lucha para la liberación total y el re-establecimiento del segundo Tawantinsuyu, donde podamos vivir en igualdad, sin opresores ni oprimidos.
Ahora bien, hoy por hoy —al llegar como vicepresidente—, intenta conjugar al MAS-IPSP como parte estratégica del indianismo. Y señala: “Este indianismo, como estrategia de poder, presenta en la actualidad dos vertientes: una de corte moderado (Movimiento al Socialismo [MAS] e Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos [IPSP]) y otra radical (Movimiento Indígena Pachakuti [MIP] y CSUTCB)” (Ibíd., 497).
Para entender al MAS-IPSP y al indianismo, es necesario exhibir las características y posiciones ideológicas distintas de ambos movimientos.
El MAS-IPSP tiene un pasado histórico impregnado de mugre fascista. Evo Morales para conseguir una sigla en calidad de dirigente cocalero, ha tenido que sacrificar su conciencia ética moral y la confianza del pueblo depositada en él, porque tuvo que pactar alianzas con los enemigos acérrimos del indio a espaldas del pueblo; vale decir con las ONGs y con los viejos representantes seudo-políticos de izquierda y derecha. En ese entendido, el MAS surgió a base de trapos sucios usados por los partidos tradicionales, es decir, el MAS-U que representaba a la casta opresora[3], se convirtió camufladamente en MAS-IPSP, pero en el fondo de los fondos sigue siendo y representando a los q’aras.
No es casual que el actual presidente Evo Morales Ayma —después de llegar al palacio de gobierno—, se rodee de castas blancoides en su gabinete gubernamental, puesto que se dio cumplimiento al pacto oscuro entre el dirigente cocalero, las ONGs y los seudo-políticos q’aras. De ahí pues, ha recibido apoyo condicional de los grupos tradicionales anti-indios durante su vida sindical, donde incluso llegaron a obstaculizar el financiamiento a la CSUTCB (Quispe, 2003)[4]. Es decir, intentaron debilitar a la CSUTCB y desgastar tontamente a los indios de la línea indianista tupakatarista que luchaban por las necesidades y demandas del pueblo aymara-quechua. Sabemos muy bien que, el opresor tratará siempre hundir a los rebeldes e instrumentalizar a los indios sumisos para ponerlo al servicio de su casta blanco-mestiza.
No obstante, el indianismo es propio de los indios, donde en el pasado histórico para llegar al poder, tuvo dos brazos estratégicos: un brazo político con el nombre de Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) y el brazo armado con el nombre de Ejército Guerrillero Tupak Katari (EGTK), ambos representados por el aymara Felipe Quispe Huanca. Entonces, Álvaro García Linera (actual vicepresidente de Bolivia), carece del conocimiento real del origen histórico y de la finalidad política que persiguen el MIP, el indianismo y su propio partido político: Movimiento Al Socialismo e Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP). De ahí pues, no es nada raro que se gane el nombre de ignorante, como lo califica la población boliviana, particularmente en los círculos de redes sociales.
Durante el largo proceso histórico, veremos que los q’aras siempre demostraron su astucia para mantenerse en el poder, ya sea instrumentalizando, dividiendo o fingiendo. En esa dinámica q’arista, los opresores también van confirmando el por qué los hemos identificado como “pelados”, de ahí pues el indio no solo habla por hablar, sino lo identifica sabiamente con un nombre justo: q’ara. El aymara no lo denomina por ignorancia como hizo Cristóbal Colon[5]; lo identifica al ocupante porque lo es y pronuncia tal como es. Y hoy es muy fácil de entenderlo, porque lo confirman con sus propias actitudes aunque niegan su identidad.
Por tanto, las concepciones de Álvaro García Linera en relación al indianismo, no pueden valorarse como estudios y/o afirmaciones serias, al menos para los indianistas, porque resultan ser simples imaginarios misceláneos que van en contra del pueblo colonizado. En otras palabras, intenta apropiarse del indianismo para cubrirse con la sagrada ideología de liberación su característica vergonzoso de pelado, y para hacer creer al pueblo que el indianismo estaría llegando a cumplir su objetivo con el ascenso de MAS-IPSP al poder.
Hugo Celso Felipe Mansilla Ferret
Otro de los intelectuales de origen blanco-mestizo que balbucea del indianismo, es Hugo Celso Felipe Mansilla, quien al ser un opresor y exótico intelectual q’ara, aparenta de una mansa oveja para acercarse lentamente al indio.
En una presentación de su libro en la Universidad Pública de El Alto, Mansilla expresaba lo siguiente: “El tratar de volver a una identidad previa a toda transculturación, es por lo tanto un esfuerzo vano y anacrónico” (Audio, 2016: palabras de Mansilla). Con esta expresión nos revela su desconocimiento del objetivo del indianismo. Este individuo para balbucear del indianismo, parte de una comprensión errónea, como que el indianismo pretendiera retornar al pasado, puesto que esto sería un esfuerzo vano y anacrónico. Es decir, entiende que la lucha de los pueblos oprimidos seria retornar completamente al pasado, donde el indio podría brillar de plumas, ojotas, bayetas y otros.
El indianismo como una ideología india, plantea la liberación de los pueblos colonizados, para vivir libres y felices con la reconstitución del Segundo Tawantinsuyu. Al respecto, los teóricos indianistas fueron muy claros con sus planteamientos; Guillermo Carnero formulaba que el Segundo Tawantinsuyu “será su segunda edición, aumentada y corregida” (1979:139); Fausto Reinaga también planeaba: “…instaurar de nuevo el Tawantinsuyu de nuestro siglo…” (2006: 10). Lo que se puede entender que el indianismo, no plantea retornar absolutamente al pasado, desmereciendo el desarrollo científico, tecnológico y cultural del indio contemporáneo, así como comprende erróneamente Mansilla, por tanto la formulación indianista, no es vano, ni anacrónico[6].
Mansilla, después de esta lectura equivoca, se ocupa a examinar las características de la sociedad contemporánea, en donde dice: “…en los sectores indígenas contemporáneos los elementos prácticos y cotidianos de la mentalidad social, elementos que en el presente se hallan cerca de valores individualistas y hasta egoístas” (Mansilla, 2016). Con esto, refiere a los indígenas contemporáneos (indios alienados) que ciertamente carecen de valores; pero no es por lo que ellos desearon asumir ciertas actitudes, cuando se encuentran en una situación colonial. Es decir, cuando se vive bajo las reglas del Estado colonial, las actitudes serán siempre productos del mismo, porque es aquel que moldea la mentalidad y personalidad del colonizado, así como los padres a los hijos. Mansilla critica los anti-valores del indio contemporáneo, el egoísmo, el individualismo, sin comprender el por qué de estas conductas, ahí es donde se pierde en el abismo.
Otra de las nociones que lanza Mansilla, es referente a la complacencia del indianismo con relación a la sociedad contemporánea. Para él, “…los cientistas sociales adscritos a las corrientes indianistas no han dirigido sus esfuerzos hacia terrenos interesantes” (Ídem). Esta afirmación parece ser cierto; sin embargo es discutible. El indianismo, no siempre puede complacer con cabalidad a toda la sociedad colonizada, en tanto los colonizados, tengan una mentalidad alienada, por ello, se diferencian entre el indio sumiso y el indio rebelde.
Cuando se trata de comprender el origen de la opresión o colonialismo, las relaciones de dominación racializadas y la estructura estatal colonial, generalmente se entiende con cabalidad recurriendo al pasado histórico, a través de su primera fase de la conciencia india: la conciencia histórica. Es decir, se inicia de este tiempo hacia el encuentro del origen problemático. Entonces para quien comprende los tres momentos históricos (pre-colonial, invasión y post-colonial), ciertamente será interesante el planteamiento inicial del indianismo[7].
Para Mansilla, dirigir esfuerzos hacia el despertar del interés societal, significa abrirse al campo de saber genuino occidental, no centrarse únicamente en los conocimientos aymaras o quechuas. En otras palabras, quiere decir, no solamente cerrarse en el indianismo, sino abrirse un poco más, envolviendo al katarismo, indigenismo, marxismo, q’arismo y otras, para construir una ideología más pacífica, complaciente o convertirlo al indianismo menos liberatorio. De ahí, muchos ingenuos han caído penosamente al plan q’ara, así como hemos podido examinar las opiniones de algunos jóvenes de la nueva generación.
Mansilla aun tiene esa mentalidad de creer que los conocimientos occidentales son buenos; esto es una simple y falsa imaginación. La mayoría de los conocimientos procedentes del occidente, son construcciones desde una mirada eurocéntrica y con tintes raciales, que en este tiempo para el colonizado son embaucadores. Es decir para volverlo más ciego de lo que es actualmente.
En uno de sus artículos, introduce mostrando una actitud mansa e inocente para distraer al lector y antojando despertar atención a los intelectuales indianistas, y dice: “…quisiera contribuir a detectar algunos espacios donde las diversas teorías del indianismo podrían realizar investigaciones de gran relevancia” (Ídem). Asimismo, impulsa a la juventud que persiguen horizontes ajenos, con estas palabras: “es improbable que estos estratos juveniles quieran renunciar, a la libertad erótica, al uso de aparatos electrónicos y al disfrute de modas que proceden del modo civilizatorio globalizado” (Op. Cit., palabras de Mansilla). Entonces, Hugo Celso Felipe Mansilla Ferret, primero coquetea a la intelectualidad india, hablando sobre el indianismo para llamar la atención, luego cambiar su mentalidad del indio frágil, y finalmente lograr que el propio indio imprudente destruya al indianismo.
Fernando Untoja Choque
Someternos o acomodarnos a la visión y dinámica de la sociedad cegada, significa obedecer al patrón colonial;  significa aceptar la condición colonial que vivimos hoy, y con ello, no se puede solucionar verdaderamente las problemas de carácter colonial. Ahí es donde muchos apuntan, como Untoja o el actual gobierno del MAS-IPSP, porque no demanda mucho trabajo ideológico político para transformar la mentalidad enajenada y sobre todo el sistema colonial.
Para alimentarnos un poco más, el aparente gobierno indígena del actual Estado Plurinacional de Bolivia, no es anti-colonial, anti-capitalista, ni anti-imperialista, porque continuó con el mismo sistema imperante; simplemente cambió la máscara de República de Bolivia a Estado Plurinacional. En otras palabras, solo hubo un cambio de opresores: de opresor de derecha a opresor de izquierda, pero en el fondo sigue existiendo opresores y oprimidos, por tanto no llegó a dar una solución verdadera.
Uno de los indios que ama los elementos culturales y políticos de dominación, es Fernando Untoja. Este individuo asemejándose al MAS-IPSP, propone un cambio de opresores; de opresores de izquierda a opresores de derecha; de capitalistas seudo-socialistas a capitalistas norteamericanos, pero ambos bandos son q’aras y por ende anti-nación aymara quechua. Es decir quiere ser igual que Evo, pero esta vez de derecha[8].
Entonces viendo esta conducta de indios llunk’us, los q’aras van utilizando a este tipo de títeres para instrumentalizar y llegar a afrontar entre indios, de manera que logre dividir, enemistar y disminuir la fuerza rebelde india que aspira su liberación y el autogobierno. Una clara evidencia de indios que se prestaron a los blancos, fueron los llamados kataristas o indigenistas, como Víctor Hugo Cárdenas, Simón Yampara, Evo Morales, David Choquehuanca, Eugenio Rojas y otros.
Ahora bien, para nutrirnos más, vayamos analizando los imaginarios paupérrimos de Fernando Untoja Choque.
El Estado a través de sus instituciones generó una mentalidad alienada, para que el indio deje de preocuparse del poder político, por eso “no reclaman ni lloran por un espacio, solo construyen, producen y reproducen las relaciones culturales…” (Untoja, 2012: 15). En ese sentido, la mayoría de la población desconoce la dinámica de dominación de un grupo pequeño sobre la mayoría de la población boliviana[9], porque la elite blanco-mestiza desde 1532 y despojo del poder constituido de naciones autóctonas (a nivel Tawantinsuyu), ha trabajado hábilmente en la transformación de la mentalidad de los aymaras quechuas a través de sus aparatos de dominación.
Por ejemplo, la iglesia sirvió para calmar la reacción del pueblo cuando sus pertenencias fueron robados por los extranjeros. La iglesia a través de su instrumento bíblico dice: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo” (San Mateo, 6: 19-20). La escuela sirvió para moldear la conducta y el pensar de los autóctonos al gusto y sabor del opresor, porque el currículo a la que se rige todo maestro o maestra es planteada desde el Estado. Los medios de comunicación sirvió para desinformar, mostrar a través de películas la cultura occidental y hacer trabajo propagandístico sobre los productos mercantiles de grandes empresarios capitalistas. Y así podemos identificar diversos aparatos de opresión del Estado colonial.
En tanto es así, la mayoría societal colonizada se aleja cada vez más de sus patrones culturales y de su pensamiento ideológico político. Es decir, van avanzando por el camino que lleva al abismo, siguiendo proyecto ajeno del q’ara. Ahí vamos a ver que un indio e india de sangre aymara-quechua, la mayoría se mueve, impulsado por el motor dominante. Un migrante qulla de las áreas rurales a las ciudades, en vez de absorber al blanco se dejan seducir con el q’ara; un comerciante qulla generalmente se abstiene vender productos elaborados en nuestro país; un profesional qulla (abogado, medico, ingeniero y otros) se avergüenza de su identidad y deja que sus hijos sigan avanzando hacia el abismo. Entonces, Untoja simplemente describe el avance por el camino ajeno, valora y posiciona su imaginario como propuesta de liberación, que en realidad no es[10].
Los qamiris aymaras, no son productos del trabajo ideológico político de Untoja o del katarismo; él, como el katarismo, nunca trabajaron para que los aymaras se vuelvan qamiris, sino es producto del moldeamiento colonial estatal en cuanto al pensamiento y de la influencia extranjera; no para que vayan por el camino de la liberación, sino para que sean fieles sirvientes de la elite dominante mundial. Por ejemplo, ¿un aymara mercader de la Uyustus, vende sus propios productos? ¡No! Lo que vende son productos extranjeros, por tanto, si un aymara quechua va por ese camino, llegará a ser un sirviente más del empresario capitalista.
La sociedad colonizada con mentalidad enajenada, todo quiere de lo fácil, por eso sueñan a cada segundo agradar y conquistar a la comunidad societal. Describir y acomodarse al ritmo colonial-capitalista es muy fácil, por eso Felipe Quispe Huanca—en un foro debate— calmaba la emoción de Untoja con estas palabras: “hablar de kolla que ha invadido eso es chiquillada, cualquiera puede hablar eso” (Audio, 2016: Foro debate).
Para Untoja hay tres estructuras que se mueven en Bolivia: ayllu, feudal y capitalista, “donde los actores del ayllu y capitalismo se constituyen en la fuerza motriz del desarrollo económico y social” (Untoja, 2016); mientras la estructura feudal, es presenta como un obstáculo que perjudica relacionarse con el capitalismo para avanzar progresivamente en términos económicos. Es decir, solamente niega la estructura feudal que radica en el Estado, y a las otras estructuras lo aprecia. Ahí es donde podemos darnos cuenta que, el katarismo planteado por Untoja, únicamente lucha contra el actual gobierno de izquierda y echa flores a otro régimen capitalista, que también es opresor. Sin embargo, el indianismo, no solo lucha contra el Estado Feudal, sino contra toda forma de dominación; vale decir, lucha contra ambos bandos de q’aras (izquierdistas y derechistas)[11].
Cuando los q’aras de derecha gobernaban Bolivia, estuvieron relacionados con el capitalismo norteamericano, pero, cuando llegaron a gobernar los q’aras de izquierda, se abrazaron con el capitalismo chino y además desistieron romper relaciones con el capitalismo norteamericano. A medida que se desgasta el actual gobierno, los otros bandos de q’aras se preparan, ahí es donde Untoja se presta a este juego colonial, para posicionarse como un segundo Evo, un títere al servicio de los q’aras.
Pero además de esto, Untoja pretende destruir el indianismo; lanza discursos embaucadores para ocultar indicios coloniales del pasado histórico. En muchas ocasiones refuta el uso del denominativo indio, considerando como un término colonial, por eso dice torpemente que “el indianismo es un discurso colonial” (Ibíd., 37).
El indianismo se construye a partir de un contexto o realidad colonial existente. El término indio no es un gentilicio así como comprende erróneamente Untoja, sino esta se entiende como una categoría política que da sentido a la comprensión del colonialismo y posteriormente proyectar la liberación. Para el indianista utilizar el término indio significa estar en un tiempo de opresión o guerra; referir indio, no es para afirmar como identidad eterna; mas al contrario es temporal para ser consecuentes con nuestra lucha, que luego desparecerá juntamente con la liberación y el re-establecimiento del segundo Tawantinsuyu.
Sin embargo, Untoja utiliza el término “Kolla” (término indianista) como una identidad en sus discursos indigenistas. Partir de este denominativo, entiende construir el katarismo sin rasgos coloniales; no obstante, esto es utópico; solamente pretende maquillar el discurso indigenista liberal de derecha[12], para embrollar nuevamente a los Qullas (aymaras y quechuas), así como procedió el actual gobierno de Evo Morales.
Entonces, Untoja no tiene una lectura cabal, menos una propuesta seria que de solución a las problemas fundamentales. O sea, no tiene ganas de proponer ideas que efectivicen estrictamente la liberación de naciones colonizadas.
Todos los llamados kataristas empezando de Genaro Flores terminando en el último militante de la nueva generación, siempre amaron al blanco, por eso sueñan a cada segundo reconciliarse o acomodarse; “son individuos que nos empujan al abismo de la opresión; son instrumentos de los opresores que tienen la función de contener a los ‘rebeldes de la tierra’” (Quispe, 2014: 44). Siempre han sido sirvientes del blanco (llunk’us), nunca tuvieron ganas de liberarse.
Ahora bien, Fernando Untoja Choque, primeramente describe la dinámica social colonizada, donde encuentra que la mayoría india burguesa se dirige detrás del opresor capitalista, luego valora y posiciona su ideario paupérrimo para empujar más al abismo. Pero, para llamar la atención, necesita destruir al indianismo, por ello baubucea en contra de esta ideología libertaria. Ya que ve, que el actual gobierno lleva hacia la izquierda, pues el katarismo pretende inclinar hacia la derecha. Sin embargo, como aymaras y quechuas tenemos nuestro propio horizonte, por tanto no necesitamos enaltecer proyectos q’aras, ni recorrer por el camino ajeno.
Por otra parte, los q’aras siempre desean ser ideólogos superdotados del indio, considerando a la sociedad aymara quechua como inexpertos y menores de edad, así como hemos podido ver los antojos de Álvaro García y H.C.F. Mansilla. Pero, la intensión malévola no solo radica en estos dos, sino hay varios q’aras que antojan minimizar a los aymaras y quechuas, por eso otro opresor llamado Enrique Dussel en su libro “Filosofía de la Cultura y Liberación”, expresaba lo siguiente: “…nuestros indios se quedaron como sin religión, porque le destruyeron la que tenían”. No obstante, en este tiempo de guerra, los indios no nos hemos quedado desmayando, sino también hemos aprendido a guerrear ideológicamente al q’ara, de igual a igual.
Conclusión
Pero ahora, todos los imaginarios oscuros ya mencionados, impactó en la mentalidad frágil de la nueva generación intelectual y consecuentemente a la sociedad, de ahí, muchos han caído ciegamente a las trampas del opresor. Y no es casual que los ingenuos adjetiven al indianismo, de ortodoxo, racista, resentimiento, retrogrado, insuficiente y otros. Ciertamente, esto significa matarse a sí mismo. Pues, quienes deben preocuparse de la supuestas negatividades del indianismo, es el opresor; no el propio indio. Con esto no pretendo decir que el indianismo es perfecto, sino en este tiempo, debemos saber, cómo, cuándo y en dónde adjetivarlo.
Lo que actualmente se ve en las opiniones de las nuevas generaciones que se hacen llamar como indianistas, es una actitud cobarde de renunciar después de no hacerse entender con el pueblo. Parece entenderse que pretenden enterrar el indianismo para edificar una ideología más pacífica y menos liberatorio. Sin embargo, los que pretenden llevar esta intención son los propios indios de sangre aymara-quechua, los que se dejan contaminar con el olor blanco, cuando llegan a migrar a las ciudades. En este tiempo, no se trata de subordinarse a la sociedad colonizada; sino subordinar a los mismos para que gusten del indianismo. No se trata de hacerse seducir, se trata de seducirlos.
Un viejo indianista tupakatarista decía en lengua nativa: Q’arax q’arakipuniwa (lo que en lengua español se traduce: el q’ara es q’ara no mas siempre). Esta frase significa mucho. Uno no dice por gana y gusto, sino expresa por su experiencia en la vida política, y esas experiencias a estas alturas deben servirnos para no tropezar y andar correctamente dejando de lamer al blanco. De ahí pues, la conciencia histórica no solamente nos sirve para entender la dominación colonial y los objetivos de lucha de nuestros ancestros en diferentes espacios de tiempo, sino para aprender a partir de las experiencias que tuvieron nuestros viejos indianistas; aunque puede haber efectos negativos que para nuestro entender dejamos al segundo plano.
Ahora bien, los tres intelectuales cínicos como: García Linera, Mansilla Ferret y Untoja Choque, apuntan a un solo fin de destruir la sagrada ideología indianista y consecuentemente postergar la liberación de las naciones colonizadas. Álvaro intenta apropiarse del indianismo, Hugo Celso Felipe aparenta ser amigo del indio, y Fernando pretende dividir al indianismo, por tanto el indio debe mirar siempre profundo (las cuatro dimensiones), para andar correctamente por nuestro camino de siempre con mucha prudencia y coraje.
FUENTES CONSULTADAS
Bibliografía
Biblia
1960               San Mateo 6: 19-20. Reina-Valera.
Carnero, Guillermo
1979               El indio y la revolución. Perú.
Garcia Linera, Alvaro
2009               La potencia plebeya. Acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia. Clacso
Quispe, Ayar
2003               Indios contra indios. Bolivia.
2014               Indianismo-Katarismo. Qullasuyu. Ed. Pachakuti.
Reinaga, Fausto
2006               Tesis india. La Paz
Stefanoni, Pablo; Ramirez, Franklin y Svampa Maristella
2009               Las vías de la emancipación. Conversaciones con Álvaro García Linera. México.
Untoja, Fernando
2012               Katarismo critica al indianismo e indigenismo.
Uriarte Riqueza, Victor
2010               Movimientos sociales y la sociología q’ara. Ed. Taypi.
Fuentes digitales:
Copana, Yawar
2015               Álvaro García Linera: Ni indianista, ni tupakatarista. De viejo bolchevique al último jacobino. En periódico El Tirofijo, Año 2, Nº 13. Achacachi-Tawantinsuyu. pp. 2-4. En: http://eltirofijo2000.blogspot.com/
Mansilla, H.C.F.
2016               Carencias del pensamiento indianista actual. En: http://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20160929/columna/carencias-del-pensamiento-indianista-actual
Untoja, Fernando
2016               Katarismo y poder kolla, propuesta ideológica y política. En: http://jichha.blogspot.com/2016/06/katarismo-y-poder-kolla-propuesta.html
Fuentes audiovisuales
Audio
2016               Foro debate de indianistas y kataristas en UPEA. 7 de junio.
Audio
2016               Palabras de Hugo Celso Felipe Mansilla en la presentación de su libro. En UPEA, 18 de agosto.
Video
2016               Entrevista a Álvaro García Linera en el canal de televisión TV Gigavisión: https://www.youtube.com/watch?v=M7YMrcjreWA




* Henry Quispe, es un aymara intelectual autodidacta y columnista del periódico “El Tirofijo”.
[1] El Movimiento Indio Tupak Katari se fraccionó en MITKA y MITKA-1. Véase “El Indio en Escena” de Felipe Quispe Huanca.
[2] Ayar, en su libro “Indianismo” decía: En la actualidad, el indio no odia al q’ara en sí, porque eso sería una actitud racista; pero si odia y lucha contra el sistema de discriminación racial que practica el q’ara contra el indio (Quispe, 2011: 24).
[3]Luego de ser expulsado de la Falange Socialista Boliviana (FSB), David Añez Pedraza recogió la sigla y las bases programáticas dejadas por Hernando García Vespa, el “Movimiento al Socialismo Unzaguista” (MAS-U), que luego se llamó simplemente Movimiento al Socialismo (MAS). Evo Morales después de la muerte de David Añez expresó: "Sabe el pueblo boliviano que nosotros intentamos legalizar un partido, era imposible. El doctor Añez Pedraza una vez se presenta y me dice yo se lo regalo el MAS, el Movimiento Al Socialismo. De esta manera juntamos MAS-IPSP y es el movimiento político que ahora hace historia". Véase: http://eju.tv/2010/10/morales-destaca-lucha-de-aez-pedraza-en-defensa-de-recursos-naturales/
[4] El Centro de Servicios Agropecuarios (CESA), como parte aliada de los q’aras, negó financiar a la Confederación Sindical Única de trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), por negar vínculos con los Unzaguistas que Felipe Quispe Huanca objetaba.
[5] El Invasor Cristóbal Colon, denominó equivocadamente a los aymaras, quechuas y a otras naciones con el nombre de “indios, indias”.
[6] El calificar de retrogrado, arcaico, significa la incomprensión del indianismo.
[7] Para entender las razones de los tres momentos históricos, véase: “Los indianistas y la conciencia histórica” en el periódico digital “El Tirofijo” Nº 17, pág. 11-13.
[8] La derecha como la izquierda son estrategias de división y mareamiento al pueblo. El indianismo no es derecha ni izquierda.
[9] A los q’aras les conviene que los indios dejen de preocuparse del poder político, por ello pretender destruir al indianismo, porque es la ideología que quita las vendas coloniales con la primera conciencia india.
[10] Al avance de los qullas hacia la auto-destrucción y al ritmo colonial, Untoja lo denomina como “dominación kolla” y se siente satisfecho. La propuesta que presenta Untoja, no es del aymara o quechua, sino de los q’aras.
[11] Para Untoja, Estado Plurinacional de Bolivia, es un Estado Feudal a la que objeta; sin embargo el indianismo no solo objeta a este, sino también al capitalismo y a todas las estructuras de dominación.
[12] Untoja se camufla de katarista, robando los términos indianistas, aymaras y quechuas; pero en el fondo es un indigenista liberal de derecha.

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